Mercantilismo
Se denomina mercantilismo a un conjunto de ideas políticas o ideas económicas de gran pragmatismo que se desarrollaron durante lossiglos XVI, XVII y la primera mitad del siglo XVIII en Europa. Se
caracterizó por una fuerte intervención
del Estado en la economía, coincidente con el desarrollo del absolutismo monárquico.
Consistió en una serie
de medidas que se centraron en tres ámbitos: las relaciones entre el poder
político y la actividad económica; la intervención del Estado en esta última; y
el control de la moneda. Así, tendieron a la regulación estatal de la economía,
la unificación del mercado interno, el crecimiento de población, el aumento de
la producción propia —controlando recursos naturales y mercados exteriores e
interiores, protegiendo
la producción local de la competencia extranjera, subsidiando
empresas privadas y creandomonopolios privilegiados—,
la imposición de aranceles a los productos extranjeros y el incremento de la oferta
monetaria —mediante la
prohibición de exportar metales preciosos y la acuñación inflacionaria—,
siempre con vistas a la multiplicación de los ingresos fiscales. Estas
actuaciones tuvieron como finalidad última la formación de Estados-nación lo más fuertes posible.
El mercantilismo entró
en crisis a finales del siglo XVIII y prácticamente desapareció para
mediados del XIX,
ante la aparición de las nuevas teorías fisiócratas y liberales,
las cuales ayudaron a Europa a recuperarse de la profunda crisis del siglo XVIIy las
catastróficas Guerras Revolucionarias Francesas.
Se denomina neomercantilismo a la periódica resurrección de estas
prácticas e ideas.
El mercantilismo es el conjunto de ideas económicas que consideran que la prosperidad de una nación-estado depende delcapital que pueda tener, y que el volumen global de comercio mundial es inalterable. El capital, que está representado por los metales preciosos que el Estado tiene en su poder, se incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a las importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles. La política económica basada en estas ideas a veces recibe el nombre de sistema mercantilista.
Los pensadores
mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio del enriquecimiento
de las naciones gracias alcomercio
exterior, lo que permite encontrar salida a los excedentes de la producción. El Estado adquiere un papel primordial en el
desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas proteccionistas,
y en particular estableciendo barreras arancelarias y medidas de apoyo a la
exportación.
Jakob Fugger «el Rico», pintado por Alberto
Durero (1519) justo
cuando estaba realizando el «negocio del siglo»: el préstamo aCarlos I de España que le permitió convertirse en
Emperador, al financiar los cuantiosos sobornos a los príncipes electores. Los
impuestos con los que se pensaba devolver el crédito fueron una de las causas
de la Guerra de las Comunidades en Castilla. Poco antes, la venta de indulgenciaspara
financiar la construcción deSan Pedro de
Roma, encendieron, también en Alemania, la Reforma luterana. Resulta comprensible que en
la época se entendiese a la economía como algo explicable desde un punto de
vista secular, no únicamente religioso, un juego desuma cero en que sólo se gana lo que otro pierde
y estrechamente vinculado al poder político.
El mercantilismo marca
el final de la forma clásica de entender la economía en la Edad Media (la crematística),
inspirada en Aristóteles y Platón,
que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura) debido a que la
práctica totalidad de la actividad económica estaba basada en la agricultura,
siendo el comercio muy limitado y reducido a nivel local. Esta nueva corriente
económica surge como un derivado del capitalismo iniciado en la italia
renacentista (siglo XIV) y en una época en la que las incipientes monarquías
europeas deseaban disponer del máximo dinero posible para sus cuantiosos
gastos. Las teorías mercantilistas buscaban satisfacer esa demanda, y
desarrollaron una dialéctica basada en el enriquecimiento. Esta corriente se
basaba en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en
el que, por ejemplo, no se tenía en cuenta el papel que desempeñaba el sistema
social.
Fue la teoría
predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo XVIhasta
el XVIII),
época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea del Estado-nación y la formación económico social conocida como Antiguo
Régimen en Europa
Occidental. En el ámbito nacional, el mercantilismo llevó a los
primeros casos de intervención y significativo control
gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se
fue estableciendo gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el
mercantilismo sirvió indirectamente para impulsar muchas de las guerras
europeas del periodo, y sirvió como causa y fundamento del imperialismoeuropeo,
dado que las grandes potencias de Europa luchaban por el control de los
mercados disponibles en el mundo.
Como agente unificador
tendente a la creación de un Estado nacional soberano, el mercantilismo tuvo en
contra dos fuerzas: Una, más espiritual-jurídica que política-económica, fueron
los poderes universales: la Iglesia y
el Imperio, la otra, de
carácter predominantemente económico fue el particularismo local, con la dificultad que produce a
las comunicaciones y la pervivencia de la economía natural (en determinadas
zonas los ingresos del Estado eran en especie y no en dinero); mientras que la
pretensión mercantilista es que el mercado cerrado sea sustituido por el
mercado nacional y las mercancías como medida de valor y medio de cambio sean
remplazadas por el oro. El mercantilismo ve la intervención del Estado como el
medio más eficaz para el desarrollo económico.
Otra tendencia del
mercantilismo era robustecer hacia el exterior el poder del Estado,
subordinando la actividad económica hacia ese objetivo, e interesándose por la
riqueza en cuanto sirva de base para ella. El liberalismo considerará a la riqueza como preciosa
para el individuo, y por ende, digna de ser alcanzada como fin en sí misma: si
el particular no debe pensar más que enriquecerse, es un hecho puramente
natural e involuntario que la riqueza de los ciudadanos contribuya a aumentar
la riqueza del Estado. En cambio, para los mercantilistas, la riqueza privada
es simplemente un medio, y como tal se subordina al Estado y a sus fines de
dominio.
A lo largo de este
periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una literatura compleja, que da
idea de que existe una corriente vagamente unificada. En el Siglo XIX,
se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las
características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o «mercantilismo español») que
propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (o «mercantilismo francés») que por su
parte se inclina hacia la industrialización; y el comercialismo (o «mercantilismo británico») que ve
en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país.
A partir de esa época,
las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos.
La Edad Moderna marca un giro con la progresiva
autonomía de la economía frente a la moral y la religión así como frente a la
política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de consejeros de los
gobernantes y por los comerciantes.1 Esta nueva disciplina llegará a ser
una verdadera ciencia económica con la fisiocracia.
Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William Petty (1623–1687).
La confianza en el
mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en el que las
teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto
de Europa (con la excepción de Alemania,
en donde la Escuela
Histórica de Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX).
Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada Una
investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (conocida comúnmente como La riqueza de las naciones),
califica el mercantilismo como una «economía al servicio del Príncipe».
Curiosamente, y si bien
había sido una antigua colonia británica, los Estados Unidos de América no se adhirieron a la economía
clásica, sino al régimen económico que fue llamado «sistema
americano» (una forma de neo-mercantilismo) a través de las
políticas de Alexander Hamilton, Henry Clay, Abraham
Lincoln y por lo que
más tarde serían las prácticas económicas del Partido Republicano, que a
su vez se reflejaron en las políticas de los historicistas alemanes y economistas como Friedrich
List. Esto duró hasta el surgimiento del New Deal tras la crisis de
1929.
Hoy en día la teoría del
mercantilismo es rechazada por la mayoría de los economistas, si bien algunos
de sus elementos en ocasiones son vistos de forma positiva por algunos, entre
los cuales cabe citar a Ravi Batra, Pat Choate, Eammon Fingleton, o Michael Lind.2
Doctrina económica mercantilista[editar]
El mercantilismo como conjunto de ideas económicas[editar]
Casi todos los
economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como
mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como
partícipes de una sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Víctor
Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue popularizado
por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith
fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de
los mercantilistas en su libro La Riqueza de las
Naciones.3 La palabra procede de la palabra
latina mercāri 'comprar, adquirir, comerciar'; de la
que deriva, el términomercantil, en el sentido de llevar a cabo un
negocio. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales
como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores.
El mercantilismo en sí
no puede ser considerado como una teoría unificada de economía. En realidad no
hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que
sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía clásica. En su lugar, el escritor
mercantilista tendía a enfocar su atención en un área específica de la
economía.4 Sería después del periodo
mercantilista cuando los estudiosos que vinieron posteriormente integrasen las
diversas ideas en lo que llamarían mercantilismo,
como por ejemplo Eli F. Heckscher5 que ve en los escritos de la época a
la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la
actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario
con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan
completamente la idea misma de una teoría mercantilista, argumentando que da
«una falsa unidad a hechos dispares».6 El historiador del pensamiento
económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso
del tiempo como «molesto equipaje», «diversión de historiografía», y de
«gigantesco globo teórico».7
Hasta cierto punto, la
doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una teoría
general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego
de suma cero,
en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o
siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin «no
hay nada que alguien gane que otro no pierda» (Los Seis libros de la República ). Por
tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un grupo por
definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de
que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien
común.8 Parece que los escritos de los
mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de prácticas, más que para
evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.9
El mercantilismo es, por
tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo
intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de
nacimiento del capitalismo,
antes de la Revolución industrial.10
Las primeras teorías
mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A
ese respecto, Adam Smith escribía:
La
doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida
de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de
que el Dinero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de
oro y plata […]. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país
rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer
el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al creciente éxito de estas
ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado
éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y
Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos
metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la
han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la
política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso
donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia,
que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La
misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra11
Durante ese periodo,
importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas
del Nuevo Mundo hacia Europa. Para
los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas
Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad
de oro que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a
expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un
Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el
gobierno, sin mencionar laRenta Nacional. Este interés hacia las reservas
de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas
en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios,
eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban las
minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era
el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su
«balanza del comercio» (lo que corresponde en nuestros días a la balanza
comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero.
Esto llevó a los
mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener unexcedente comercial. Se prohibía estrictamente
la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en
marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a
invertir su dinero en el país.
En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más
elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del
bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun,
situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y
aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que
existían otras fuentes de riqueza, como lasmercancías.
«(...)
no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de
un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia
de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La
verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo
uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no
pueden pasarse de ellas»12
El objetivo de una
balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese momento se
veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender luego
esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios.
«Y
para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos […] que 100.000 libras
exportadas en efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de
500.000 libras
esterlinas en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la
parte de esa suma que puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser
consumida en el reino, tiene un valor de unas 120.000 libras
esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000 libras , es
mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro
plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran
aumento del patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos
concluir que el comercio de las Indias Orientales provee a ese fin.»13
Esta nueva visión
rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias
primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una
importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en
masa de lana de Gran Bretaña,
la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar
materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al
necesitar las industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las
limitaciones contra la usura. Como muy bien
demostró William Petty,
la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al
prestador al quedar sin liquidez.
Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los
barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus
colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para
restringir la expansión de los Países Bajos.
Las consecuencias en
materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más
fragmentadas que sus aspectos de política comercial.
Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a
controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo
entre sí. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otrascartas
patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de
ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la
instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro.
En cambio, la mayor
parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión
económica de los trabajadoresy agricultores que debían vivir con unos ingresos
cercanos al nivel de supervivencia,
para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a
favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía.14 Esos pensadores veían una doble
ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que
se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso
reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un
bajo nivel para incitar a
trabajar. Las leyes de pobres (Poor Laws) en Inglaterra
persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert
hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.
La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el triunfo personal daban la
teología de Lutero, Calvino o laContrarreforma.
La opinión católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo
Régimen, sancionando el ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como
un castigo divino, mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo
parecían adecuarse más a los nuevos valores burgueses.15 La valoración tradicional de los
pobres los veía como más cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar
la pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos
también se incluye la obra de Juan Luis
Vives De
subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Los dos libros de la subvención a los
pobres o de la necesidad humana. Brujas,1525), que trata el
problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas,
que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son
vagos; para ello consideraba preciso una organización de la beneficencia y una
reforma del sistema sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la
actuación contra la pobreza en la ciudad de Brujas.
Interpretación histórica del mercantilismo[editar]
En efecto, no se puede
hablar de una escuela mercantilista, pues para poder hablar de una escuela debe
existir un conjunto de características que englobe este término. Una de ellas
es la presencia de un maestro que cree un pensamiento el cual sea seguido por
los miembros de la escuela, además de homogeneidad en el pensamiento. Así, por
ejemplo, podemos hablar de la Escuela Clásica con Adam Smith como epicentro del pensamiento, es
decir, como maestro, y la afinidad entre los distintos autores de la misma. Sin
embargo, en lo que se refiere al pensamiento llamado mercantilista no
encontramos ninguno de los atributos necesarios para identificarlo con una
escuela de pensamiento.
El mercantilismo ha
tenido diversas interpretaciones a lo largo del tiempo. Desde Adam Smith hasta
la actualidad se suceden explicaciones de lo que han sido y han significado
todos estos autores llamados mercantilistas. John Maynard Keynes, Gustav Schmoller, William Cunningham y el ya mencionado Adam Smith, entre
muchos otros, han aportado su perspectiva del mercantilismo. Señalaremos
particularmente a Eli Heckscher que, influido por los tres últimos
autores mencionados, aúna las interpretaciones de éstos para luego añadir la
suya. Habla del mercantilismo desde el punto de vista de su política
proteccionista y sus actitudes monetarias (como ya refiere Smith), como una
doctrina en la construcción del Estado (recogido de Schmoller), como un sistema
de poder (propugnado por Cunningham) y añade su tesis a estas cuatro: describe
el mercantilismo como una concepción social que rompió con los moldes tanto
morales como religiosos que determinaban el comportamiento de los agentes
económicos.
A partir de los años
cuarenta se disgrega las interpretaciones, desde una perspectiva general, en
cuatro direcciones diferentes. Por una parte, historiadores que hablan de un
período preanalítico del pensamiento económico.Por otra parte, los que
argumentan la anticipación de la doctrina clásica en muchos aspectos (
mecanismos de los precios, etc.) Un tercer grupo de historiadores hacen
hincapié en la política, ya no exterior y proteccionista, sino en la local y
nacional. Por último, y como aportación argumentativa a la afirmación de la
inexistencia de una escuela mercantilista, un cuarto grupo de historiadores
aboga que el mercantilismo es una invención de los investigadores, pues, no hay
homogeneidad ni coherencia en su doctrina sino disparidad en los asuntos
tratados según que países, y que, por tanto, el debate que gradualmente se
centra en una visión homogénea es erróneo.
Haciendo referencia
aquellos autores que creen que el mercantilismo es la anticipación a la
doctrina clásica, podemos destacar a Richard
Cantillon. Este autor, que se percibe entre el pensamiento
mercantilista y clásico, perfecciona el concepto de balanza de comercio en
términos de trabajo. Desde esta óptica se tiene en cuenta el aumento del empleo
como término positivo en las ganancias de la balanza comercial. Así, pues,
Cantillon, aboga por medidas para la estabilidad de los precios e impedir su
subida (por la acumulación del dinero) y en consecuencia la pervivencia de un
nivel alto de empleo
La época mercantilista
Comerciantes venecianos
El concepto de
mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos,
consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los
portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la
consolidada corriente inagotable del metal precioso (oro y plata
principalmente) llevado desde los territorios nuevos a Europa, en
particular después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú,
por los castellanos.
Los españoles del siglo XVII, llegaron a considerar
al mercantilismo como el sentido mismo de la riqueza mediante la teoría del
enriquecimiento de las naciones a través de la acumulación de metal precioso.
El oro y la plata constituyen el objetivo del
comerciante y por lo tanto se pueden considerar como el impulso al intercambio
de mercancías. El oro y la plata por sí mismos no generaron los acontecimientos
económicos de la época, sino que conjuntamente con otras causas fueron
moldeando la economía europea de esos tiempos. Algunas de estas causas fueron:
los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento,
la Reforma religiosa, la aparición del Estado
moderno y el régimen
colonial, o sea la primeraglobalización o el «primer sistema-mundo», según la
expresión de Fernand
Braudel.
Íntimamente conectado a
la emergencia del Estado-nación moderno y basado en la existencia del binomio
«metrópoli – colonias», el mercantilismo asumió formas nacionales, de las
cuales pueden citarse, en orden cronológico: Portugal,España, Inglaterra, Holanda, Francia, Dinamarca y Suecia durante los siglos XVI, XVII y XVIII.
En esta época, el mercantilismo evoluciona de tal manera que genera un estudio
apropiado y se traduce como una actividad económica, a tal grado que se habla
de políticas económicas y normas económicas. Al mercantilismo se le empieza a
conocer con otras denominaciones, las mismas que dan sentido a su concepto,
estas son: sistema mercantil, sistema restrictivo, sistema comercial,
Colbertismo en Francia y Cameralismo en Alemania.
Derivado de la expansión
militar europea y del incipiente desarrollo manufacturero, como complemento de
la producción clásica de la agricultura, el mercantilismo incrementó
notablemente el comercio internacional. Los mercantilistas
fueron los primeros en identificar la importancia monetaria y política de éste.
El mercantilismo se
desarrolló en una época en la que la economía europea estaba en transición del feudalismo al
capitalismo. Las monarquías feudales medievales estaban siendo reemplazados
por las nuevas naciones
estadocentralizadas, en forma de monarquías absolutas o (en Inglaterra y Holanda) parlamentarias. Los cambios tecnológicos
en la navegación y el crecimiento de los núcleos urbanos también contribuyeron
decisivamente al rápido incremento delcomercio internacional.16 El mercantilismo se enfocaba en cómo
este comercio podía ayudar mejor a los estados.
Otro cambio importante
fue la introducción de la contabilidad
moderna y las técnicas
de doble entrada. La nueva contabilidad permitía llevar un claro seguimiento
del comercio, contribuyendo a la posibilidad de fiscalizar la balanza de
comercio.17 Y por supuesto, tampoco se puede
ignorar el impacto que supuso el descubrimiento de América.
Los nuevos mercados y minas descubiertas impulsaron el comercio exterior hasta
cifras que hasta entonces no se podían ni concebir. Esto último llevó a un gran
incremento de los precios y a un incremento en la propia actividad comercial.18 Curiosamente, la relación entre la
llegada de metales preciosos americanos y la inflación europea del siglo XVI (un fenómeno a
una escala hasta entonces desconocida) no fue plenamente establecido hasta las
investigaciones de Earl J.
Hamilton en una fecha
tan tardía como 1934 (El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650).
Antes del mercantilismo,
los estudios económicos más importantes que se habían realizado en Europa
fueron las teorías de la Escolástica medieval. El objetivo de estos
pensadores era encontrar un sistema económico que fuese compatible con lasdoctrinas cristianas acerca de la piedad y la justicia. Se
enfocaban principalmente en las cuestiones microeconómicas y a los intercambios locales entre
individuos. El mercantilismo, por su parte, estaba alineado con las otras
teorías e ideas que estaban reemplazando el punto de vista medieval.
En esta época se fueron
adoptando también las teorías de la Realpolitik impulsadas por Nicolás Maquiavelo y la primacía del interés nacional en las relaciones internacionales. La idea
mercantilista de que el comercio era una suma cero en las que las partes hacían
lo posible para ganar al otro en una dura competencia, se integraba dentro de
las teorías filosóficas de Thomas Hobbes.
Los juegos de suma cero como el dilema del prisionero pueden ser consistentes con un punto
de vista mercantilista. En el mencionado dilema los jugadores son premiados por
traicionar a sus compañeros/oponentes, aunque todo el mundo estaría mejor si
todos cooperasen.
Ese punto de vista
pesimista sobre la naturaleza humana también encaja con la mentalidad del puritanismo en su concepción del mundo, que
inspiró parte de la legislación mercantilista más dura, como las Actas de Navegación(Navigation
Acts) introducidas por el gobierno de Oliver
Cromwell.19
Las ideas mercantilistas
El pensamiento
mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas de Von Hornick:20
1.
Que cada pulgada
del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las
manufacturas.
2.
Que todas las
materias primas que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas
nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias
primas
3.
Que se fomente
una población grande y trabajadora.
4.
Que se prohíban
todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se
mantenga en circulación.
5.
Que se
obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes
extranjeros
6.
Que donde sean
indispensables determinadas importaciones deban obtenerse de primera mano, a
cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata.
7.
Que en la medida
que sea posible las importaciones se limiten a las materias primas que puedan
acabarse en el país.
8.
Que se busquen
constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un
país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata.
9.
Que no se permita
ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y
adecuado en el país.
Sin embargo, la política
económica interna que defiende el mercantilismo estaba todavía más fragmentada
que la internacional. Mientras que Adam Smith describía al mercantilismo como
un sistema de excesivo control de la economía, muchos mercantilistas no se
identificaban con tales afirmaciones. Durante los comienzos de la era moderna
estaba a la orden del día el uso de las patentes
reales y la imposición
gubernamental de monopolios.
Algunos mercantilistas los apoyaban, pero otros veían la corrupción e
ineficiencia de esos sistemas.
Uno de los elementos en
los que los mercantilistas estaban de acuerdo era la opresión económica de los
trabajadores. Los asalariados y los granjeros debían vivir en los «márgenes de
subsistencia». El objetivo era maximizar la producción, sin ningún tipo de atención
sobre el consumo.
El hecho de que las clases más bajas tuvieran más dinero, tiempo libre, o
educación se veía como un problema que degeneraría en pocas ganas de trabajar,
dañando la economía del país.21
Por otra parte, los
estudiosos no se ponen de acuerdo en el motivo por el cual el mercantilismo fue
la ideología o teoría económica dominante durante
dos siglos y medio.22 Un grupo, representado por Jacob Viner,
argumenta que el mercantilismo fue simplemente un sistema muy directo y que
contaba con bastante sentido común.
Sin embargo, se sustentaba sobre una serie de falacias lógicas que no podían ser descubiertas
por la gente de la época, dado que no tenían las herramientas analíticas
necesarias. Otra escuela, apoyada por economistas como Robert B. Ekelund,
entiende que el mercantilismo no era un error, sino el mejor sistema posible
para aquellos que lo desarrollaron. Esta escuela argumenta que las políticas
mercantilistas fueron desarrolladas y puestas en práctica por comerciantes y
gobiernos, cuyo objetivo era incrementar al máximo los beneficios
empresariales. Los empresarios se beneficiaban enormemente, y sin que ello les
supusiera un esfuerzo, por la imposición de monopolios, las prohibiciones a las
importaciones y la pobreza de los trabajadores. Los gobiernos, por su parte, se
beneficiaban del cobro de los aranceles y los pagos de los mercaderes. Si bien
las ideas económicas más tardías fueron desarrolladas a menudo por académicos y
filósofos, casi todos los escritores mercantilistas eran comerciantes o
personas con cargos en el gobierno.23
El mercantilismo como proceso económico[editar]
Dentro de la doctrina
económica mercantilista emergieron, de manera natural, tres cuestiones
fundamentales que generaba esta lucrativa actividad comercial:
·
El monopolio de exportación.
·
El problema de
los cambios y su derivación.
·
El problema de la
balanza comercial.
En la obra The Circle of Commerce (El círculo del comercio, 1623), Edward
Misselden desarrolló
un concepto de balanza comercial expresado en términos de débitos y créditos,
presentando el cálculo de la balanza comercial para Inglaterradesde
el día de navidad del año 1621 hasta la de 1622.
La idea mercantilista de
«balanza de comercio multilateral» corresponde a la actual noción de «balanza de
pagos» y se compone de cinco cuentas:
Balanza
de comercio multilateral
|
1.
Cuenta
corriente (=balanza comercial)
1.
Mercancías (A)
2.
Invisibles
(fletes, seguros, etc.) (A)
2.
Cuentas de
capital
1.
A corto plazo
(C)
2.
A largo plazo
(A)
3.
Transferencias
unilaterales (donaciones, ayuda militar, etc.) (A)
4.
Oro (C)
5.
Errores y
omisiones
|
Políticas mercantilistas[editar]
Las ideas mercantilistas
fueron la ideología económica dominante en toda Europa al principio de la Edad Moderna.
Sin embargo, como conjunto de ideas no sistematizadas, su aplicación concreta
difirió en la práctica de cada país.
En Francia[editar]
En Francia,
el mercantilismo nace a principios del Siglo XVI,
poco tiempo después del reforzamiento de la monarquía.
En 1539, un real decreto
prohíbe la importación de mercancías textiles de lana provenientes de España y de una parte de Flandes.
El año siguiente se imponen restricciones a la exportación de oro.24 Se multiplican las medidas
proteccionistas a lo largo del siglo. Jean-Baptiste Colbert, ministro de
finanzas durante 22 años, fue el principal impulsor de las ideas mercantilistas
en Francia, lo que hizo que algunos hablaran de colbertismo para designar el mercantilismo
francés. Con Colbert, el gobierno francés se implicó mucho en la economía para acrecentar
las exportaciones. Colbert eliminó los obstáculos al comercio al reducir las
tasas aduaneras interiores y al construir una importante red de carreteras y
canales. Las políticas desarrolladas por Colbert en conjunto resultaron
eficaces, y permitieron que la industria y la economía francesas crecieran
considerablemente durante ese periodo, convirtiendo a Francia en una de las
mayores potencias europeas. No tuvo tanto éxito a la hora de convertir Francia
en una gran potencia comercial equiparable a Inglaterra y a Holanda.25
También es
característico del colbertismo emprender una decidida política de creación de Manufacturas Reales que fabricaban productos estratégicos
o de lujo (los Gobelinos,
para tapices y cristales), en ambos casos consumibles en primer lugar por la
demanda de la propia monarquía, al tiempo que producían la emulación de su
consumo tanto dentro como fuera del reino. Dicha emulación también se vio en la
creación de manufacturas similares en otros países europeos, entre los que
destacaron las Reales Fábricas españolas de productos de lujo
Porcelana del Buen Retiro, Cristal de la Granja, Real Fábrica de Tapices), de armas (Real Fábrica de Artillería de La
Cavada), y de artículos de gran consumo que se monopolizaban por el
Estado como regalías: tabaco (la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y la de Madrid), aguardiente, naipes.
Véase
también: Manufacturas Reales
En Inglaterra[editar]
En Inglaterra,
el mercantilismo alcanza su apogeo durante el periodo llamado del Long Parliament (1640–1660). Las políticas
mercantilistas también se aplicaron durante los periodos Tudor y Estuardo,
especialmente con Robert
Walpole como principal
partidario. El control del gobierno sobre la economía doméstica era menor que
en el resto de Europa, debido
a la tradición de la Common law y el progresivo poder del parlamento.26
Los monopolios
controlados por el Estado se habían extendido, especialmente antes de la primera revolución inglesa, a pesar de que
a menudo eran cuestionados. Los autores mercantilistas ingleses estaban
divididos acerca de la necesidad de control de la economía interior. El
mercantilismo inglés adoptó sobre todo forma de control del comercio
internacional. Se puso en marcha un amplio abanico de medidas destinadas a
favorecer la exportación y penalizar la importación. Se instauraron tasas
aduaneras sobre las importaciones y subvenciones a la exportación. Se prohibió
la exportación de algunas materias primas. Las Navigation Acts (Actas de Navegación)
prohibían a los comerciantes extranjeros hacer comercio interior en Inglaterra.
Inglaterra aumentó el número de colonias y, una vez estaban bajo control, se
instauraban reglas para autorizar a producir sólo materias primas y a comerciar
únicamente con Inglaterra. Esto condujo a progresivas tensiones con los
habitantes de esas colonias y fue una de las principales causas de la Guerra de Independencia de los
Estados Unidos.
Estas políticas
contribuyeron en gran medida a que Inglaterra se convirtiera en la mayor
potencia comercial del mundo, y una potencia económica internacional. En el
interior, la transformación de tierras no cultivadas en terreno agrícola tuvo
un efecto duradero. Los mercantilistas pensaban que para hacer crecer el
poderío de una nación, todas las tierras y recursos debían utilizarse al
máximo, lo que les llevó a embarcarse en grandes proyectos como el drenaje de
la región de los fens(«pantanos»
de la llanura de Bedford).27
En España
Artículo
principal: Arbitrismo
Casa de Contratación, que actualmente
cumple la función de Archivo de
Indias, junto a la Catedral de Sevilla. Centro económico del mundo
en el siglo XVI, Sevilla se hundió en una profunda crisis en el
siguiente, mientras que Londres y Ámsterdamentraban
en su apogeo.
La revolución de los precios que afectó a toda Europa desde el
siglo XVI, tuvo su origen en la llegada a España de las remesas anuales de
metales preciosos que traía la flota de
Indias, con lo que la reflexión sobre sus causas y posibles
soluciones produjo el primer pensamiento económico digno de tal nombre. A ello
se sumaba la tradición de peticiones de orden económico en las Cortes, tanto
las castellanas como
las de los reinos de la Corona de Aragón. Castilla, desde la Baja Edad Media había presenciado un enfrentamiento
entre los intereses vinculados a la exportación de la lana (la aristocrática Mesta, y la alta burguesía
de mercaderes de Burgos, las ferias y puertos conectados conFlandes)
y los vinculados a la producción interna de paños (la baja burguesía y el
patriciado urbano de las ciudades centrales, como Segovia y Toledo), que se
expresaron en las guerras civiles de los Trastamara e incluso la de lasComunidades. Ese modelo simplificado no
oculta la confluencia de multitud de otros intereses, tanto personales como
dinásticos, institucionales y estamentales, como los de las distintas partes
del clero, e incluso la presencia de minorías como judíos y conversos y la gran mayoría social que es el
campesinado.28 La misma construcción de la monarquía
autoritaria tiene mucho que ver con su habilidad para arbitrar estos conflictos
socioeconómicos y su dimensión política.29 La misma organización del monopoliodel
comercio americano, a través de la Casa de Contratación de Sevilla, conjugado con los
préstamos adelantados por banqueros alemanes (familia
Fugger) o genoveses, y los mecanismos de la deuda pública (juros) dan una muestra de
lo necesario y a la vez complicado que era entender los fenómenos económicos y
actuar políticamente sobre ellos. Era vital para el funcionamiento del complejo
aparato militar, burocrático y hacendístico de la Monarquía Hispánica (véaseInstituciones españolas del Antiguo
Régimen), en el que los impuestos (unos del rey, otros del reino,
otros de los municipios), las múltiples exenciones, y los derechos y regalías del monarca formaban un entramado
caótico.
A los economistas
españoles, de abundante nómina en los siglos XVI y XVII (Tomás de Mercado, Sancho de
Moncada y Martín de Azpilicueta, teólogos vinculados
a la Escuela de Salamanca; Luis Ortiz, contador de hacienda, Martín González de Cellorigo, abogado en laChancillería de Valladolid, Pedro Fernández de Navarrete, militar y
gobernador de Guipúzcoa, Luis Valle de la Cerda, que propone en 1600 la creación de los Montes de
Piedad con el apoyo
de las Cortes...), se les daba el nombre de arbitristas,
por ser arbitrioel
nombre que solía darse a la medida que, por su mera voluntad, podía el rey
tomar en beneficio del reino, y que esos autores solicitaban. Su papel fue
subvalorado por la mismahistoriografía económica española en sus primeros
estudiosos, como es el caso deManuel
Colmeiro.30 Ya en su propia época eran
ridiculizados por proponer medidas extravagantes, como lo hizo Quevedo, que en varias ocasiones describe
a bienintencionados arbitristas («arcigogolantes») causando toda clase de
catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en escribir sus teorías que no
se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la pluma.31
El mismo Quevedo reflejó
magistralmente la percepción de fracaso económico, como parte de la más general decadencia española en su célebre poema:
Nace
en las Indias honrado,
donde
el mundo le acompaña.
Viene
a morir en España
y es
en Génova enterrado...
¡Poderoso
caballero es Don Dinero!
Zenón de Somodevilla,marqués de la Ensenada.
Durante la crisis
económica que afectó a España durante el Siglo XVII (de hecho fue la principal afectada
por la general crisis del siglo XVII) se pusieron en
marcha muchas políticas económicas sin demasiada coherencia, incluyendo alteraciones
monetarias y fiscales que más que remediar, contribuyeron a su profundización.
El estado ruinoso de finales de ese siglo, durante el reinado de Carlos II, no obstante presenció una
reactivación de la economía en las zonas periféricas (a excepción de
Andalucía). Tras laGuerra de Sucesión Española (1700-1714), supuso un indudable
éxito económico la adopción, por los gobiernos de Felipe V, de una serie de medidas
mercantilistas de inspiración colbertista importadas de Francia (ministros Jean Orry y Michael-Jean Amelot).
En el siglo XVIII, la herencia
del arbitrismo se trasladó al llamado proyectismo ilustrado con mayor elevación
intelectual. En el reinado de Fernando VI las medidas asociadas alCatastro de Ensenada, muy ambiciosas, no
fueron aplicadas con decisión. Lo mismo ocurrió con las del Marqués de Esquilache con Carlos III (decreto de abolición de la tasa del
trigo y libre comercio de granos, 1765), que fue apartado tras el motín que lleva su nombre (1766). El final del siglo XVIII es el
del ascenso de políticos con ideas económicas más cercanas a la fisiocracia y el liberalismo económico (Campomanesy Jovellanos),
destacando el proyecto de ley agraria y la liberalización del comercio
americano; que tampoco consiguieron un desarrollo eficaz, ya en la crisis del Antiguo Régimen.
En otros países[editar]
Las demás naciones
también adoptaron las tesis mercantilistas en distinto grado. Los Países Bajos,
que se habían convertido en el centro financiero de Europa gracias a su muy
desarrollada actividad comercial, estaban poco interesados en restringir el
comercio y sólo a última hora adoptaron algunas políticas mercantilistas.
El mercantilismo se
desarrolló en Europa
Central y en Escandinavia tras la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), cuando Cristina de Suecia y Cristián IV de Dinamarca pasaron a preconizarlo. Los emperadores Habsburgo se interesaron bastante por las ideas
mercantilistas, pero la extensión y la relativa descentralización de este
Imperio hacía difícil la adopción de tales medidas. Algunos Estados del Imperio
adoptaron las tesis mercantilistas, especialmente Prusia, que
tuvo bajo el mandato de Federico el Grande la economía más rígida de Europa. Con
esta base doctrinal Alemania iba a gestar una escuela llamada de los "cameralistas"
que tendría influencia hasta el Siglo XIX.
Rusia bajo Pedro el
Grande trató de poner
en marcha el mercantilismo sin demasiado éxito debido a la ausencia una clase
significativa de comerciantes o de una base industrial.
La batalla de Scheveningen, 10 de agosto de 1653 por Jan Abrahamsz Beerstraaten, hacia 1654, representa la
batalla final de la Primera Guerra Anglo-Holandesa.
Las ideas mercantilistas
también alimentaron los periodos de conflicto armado en los siglos XVII y XVIII.
Al ser la idea dominante que el stock de riqueza es algo fijo, el único modo de
aumentar la riqueza de un país debía hacerse en detrimento de otro. Muchas
guerras, entre las que hay que contar las guerras anglo-holandesas,
franco-holandesa, y franco-inglesa fueron ocasionadas por las doctrinas que
preconizaban el nacionalismo económico. El mercantilismo contribuyó también al
desarrollo del imperialismo,
ya que todas las naciones que podían hacerlo trataban de apoderarse de
territorios para hacerse con materias primas. A lo largo de este periodo, el
poder de las naciones europeas se extendió por todo el planeta. A expensas de
la economía interior, esta expansión creó monopolios, como las británicas Compañía de las Indias o laCompañía de la Bahía
de Hudson; o la francesa Compañía de las Indias Orientales.
Artículo
principal: Compañía privilegiada
Estas compañías privilegiadas tenían precedentes desde el siglo XIV
en las ciudades italianas de Pisa, Génova, Florencia y Venecia; por no hablar
de la Hansa, que responde a otra
categoría funcional. En Inglaterra surgirán algunas a partir deguildas medievales preexistentes, como las
distintas Company of Merchant Adventurers (siglos XV y XVI). Fue en la Holanda independizada de
la Monarquía Católica donde aparecieron las primeras dignas
del nombre de compañías privilegiadas: laVOC (1602) y la WIC (1621). Otras naciones
tuvieron compañías privilegiadas, notablemente las nórdicas (Dinamarca,
Suecia...). En España (a pesar de contar con precedentes medievales, como los Consulados
del Mar aragoneses o
las instituciones similares castellanas) la figura es de incorporación más
tardía: en el siglo XVIII el monopolio del puerto deCádiz (sucesor del de Sevilla), ya muy
castigado por las consecuencias comerciales del Tratado de Utrecht, fue admitiendo la presencia
de alguna compañía similar, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728).
Críticas[editar]
Un buen número de
estudiosos habían señalado ya algunos errores importantes en las teorías
mercantilistas bastante antes de que Adam Smith desarrollase una ideología que
pudiera sustituirlo completamente. Hubo críticos como Dudley North, John Locke o David Hume que atacaron los fundamentos del
mercantilismo, y a lo largo del siglo XVIII fue perdiendo el favor que había
tenido. Los mercantilistas eran incapaces de entender nociones como la de la ventaja competitiva(aunque esta idea sólo llegó
a ser entendida con David Ricardo en 1817) y los beneficios del comercio.
Por ejemplo,Portugal era un productor mucho más eficiente
de vino que Inglaterra, mientras que en Inglaterra era relativamente más barata
la producción textil. Por lo tanto, si Portugal se especializaba en vino e
Inglaterra en textiles, ambos estados saldrían beneficiados si comerciaban. En
las teorías económicas modernas, el comercio no se entiende como una suma cero
entre competidores, puesto que ambas partes pueden verse beneficiadas, por lo
que se trata más de un juego de suma positiva. Mediante la imposición de las
restricciones a la importación, ambas naciones terminan siendo más pobres que
si no existiesen trabas al comercio.
Gran parte de La riqueza de las naciones de Adam Smith es un ataque al mercantilismo.
David Hume, por su
parte, apuntó la imposibilidad del gran objetivo mercantilista de lograr una
balanza comercial positiva constante. A medida que los metales preciosos
entraban en un país, la oferta se incrementaría y el valor de esos bienes en
ese estado comenzaría a reducirse con respecto a otros bienes de consumo. Por
el contrario, en el estado que exportase los metales preciosos, el valor
comenzaría a crecer. Llegaría un momento en el que no compensase exportar
bienes del país con altos precios al otro país, que ahora tendría niveles de
precios menores, y la balanza comercial terminaría revirtiéndose por sí misma.
Los mercantilistas no entendieron este problema, y argumentaron durante mucho
tiempo que un incremento en la cantidad de dinero simplemente significaba que
todo el mundo era más rico.32
Otro de los objetivos
principales a la hora de criticar las teorías del mercantilismo fue la
importancia que se le daba a los metales preciosos, incluso cuando algunos
mercantilistas habían comenzado a desenfatizar la importancia del oro y la
plata. Adam Smith apuntó que los metales preciosos eran exactamente igual que
cualquier otro bien de consumo, y que no había ninguna razón para darle un
tratamiento especial. El oro no era más que un metal de color amarillo que era valioso
simplemente porque no es abundante.
La primera escuela que
rechazó completamente el mercantilismo fue la de laFisiocracia,
en Francia.
Sin embargo, sus teorías también presentaban una serie de importantes problemas,
y la sustitución del mercantilismo no se produjo hasta que Adam Smith publicó
su famosa obra Una
investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones en 1776. Este libro muestra
las bases de lo que hoy en día se conoce como laeconomía clásica. Smith dedica una parte
considerable del libro a rebatir los argumentos de los mercantilistas, si bien
estos son a menudo versiones simplistas o exageradas de sus pensamientos.23
Los académicos también
están divididos a la hora de establecer una causa para el final del
mercantilismo. Aquellos que creen que la teoría era simplemente un error
deducen que su reemplazo era inevitable desde el momento en que las ideas,
mucho más exactas, de Smith fueron expuestas al público. Aquellos que opinan
que el mercantilismo era una búsqueda de formas de enriquecimiento para una
parte de la sociedad entienden que sólo terminó cuando se produjeron
importantes cambios en la sociedad, y principalmente en el sistema de poderes.
En el Reino Unido el mercantilismo fue desapareciendo a
partir de que el Parlamento acaparó el poder que el monarca tenía
para establecer monopolios. Si bien los ricos capitalistas que controlaban la Casa de los Comunes se beneficiaban de esos monopolios, el
Parlamento veía difícil llevarlos a cabo por causa del gran coste que suponía
tomar esas decisiones de forma colectiva.33
Las regulaciones
mercantilistas poco a poco fueron eliminándose a lo largo del siglo XVIII en el Reino Unido, y durante elsiglo XIX el gobierno británico adoptó
abiertamente el libre
comercio y las teorías
económicas de Smith del laissez faire.
En el continente el proceso fue algo distinto. En Francia se mantuvieron las
prerrogativas económicas de la monarquía absoluta hasta la Revolución francesa, siendo entonces cuando
terminó el mercantilismo. En Alemania el mercantilismo continuó siendo una
importante ideología hasta comienzos del siglo XX.34
Legado[editar]
Ideas mercantilistas supervivientes[editar]
En el mundo anglosajón
se puede decir que las críticas de Adam Smith al mercantilismo fueron aceptadas
en el Imperio Británico, pero fueron rechazadas en los Estados Unidos por
figuras tan importantes como Alexander Hamilton, Friedrich
List, Henry Clay, Henry Charles Carey y Abraham
Lincoln. En el siglo XX, la mayoría de economistas de ambos lados
del Atlántico han llegado a aceptar que en algunas áreas las teorías mercantilistas
eran correctas. El más importante ha sido el economista John Maynard Keynes, que explícitamente apoyó
algunas de sus teorías.
Adam Smith había
rechazado el énfasis que hasta entonces los mercantilistas habían puesto en la
cantidad de dinero argumentando que los bienes, la población y las
instituciones eran las causas reales de prosperidad. Keynes argumentó que la
cantidad de dinero en circulación, la balanza comercial y lostipos de
interés tenían una
gran importancia en la economía. Este punto de vista fue luego la base del monetarismo,
cuyos defensores actualmente rechazan muchas de las teorías económicas
keynesianas, pero que se ha desarrollado y es ahora una de las escuelas
económicas modernas más importantes. Keynes también hizo notar que el enfoque
en los metales preciosos también era razonable en la época en la que se dio
(comienzos de la era moderna). En una época anterior al papel moneda,
un incremento de los metales preciosos y de las reservas del estado era la
única forma de incrementar la cantidad de dinero en circulación.
Adam Smith, por otra
parte, también rechazó el énfasis del mercantilismo hacia la producción, argumentando que la única
forma de hacer crecer a la economía era a través del consumo (que, a su vez, impulsaba la
producción de bienes). Keynes, sin embargo, defendió que la producción era tan
importante como el consumo.
Keynes y otros
economistas del periodo también retomaron la importancia que tenía la balanza
de pagos, y visto que desde la década de los años 30 todas las naciones han
controlado las entradas y salidas de capital, la mayoría de los economistas
están de acuerdo en que una balanza de pagos positiva es mejor que una negativa
para la economía de un país. Keynes también retomó la idea de que el
intervencionismo gubernamental es una necesidad económica.
Sin embargo, si bien las
teorías económicas de Keynes han tenido un gran impacto, no han tenido tanto
éxito sus esfuerzos de rehabilitar la palabra mercantilismo,
que a día de hoy sigue teniendo connotaciones negativas y se usa para atacar
una serie de políticas proteccionistas.35 Por otra parte, las similitudes entre
el keynesianismo y las ideas de sus sucesores con el mercantilismo a veces han
hecho que sus detractores las categorizasen como neomercantilismo.
Por otro lado, algunos
sistemas económicos modernos copian algunas de las políticas mercantilistas.
Por ejemplo, el sistema de Japón en ocasiones también es calificado de
neomercantilista.36
Un área en la que Smith
fue rebatido antes incluso que Keynes fue en la del uso de la información. Los
mercantilistas, que eran generalmente mercaderes o funcionarios del gobierno,
tenían en sus manos una gran cantidad de datos de primera mano sobre el
comercio, y los usaban de forma considerable en sus investigaciones y escritos. William Petty,
un mercantilista importante, es a menudo considerado el primer economista en
usar un análisis empírico para estudiar la economía. Smith
rechazaba este sistema porque entendía que el razonamiento deductivo desde unos principios básicos era el
método correcto para descubrir las verdades económicas. Hoy en día, sin
embargo, la mayoría de las escuelas económicas aceptan que ambos métodos son
importantes (si bien la escuela austriaca supone una notable excepción).
Diversos autores creen
que, en instancias específicas, las políticas mercantilistas proteccionistas
también han tenido un impacto positivo en el estado que las puso en marcha. El
mismo Adam Smith (sin importarle la contradicción en que incurría al patrocinar
el libre
comercio para las
demás y no para su propia nación) elogió las Actas de Navegación inglesas por haber servido para expandir
enormemente la flota mercante británica, y por haber jugado un papel central en
convertir al Reino Unido en la superpotencia naval y económica que fue desde
entonces.37 Algunos economistas argumentaron que
elproteccionismo es bueno para industrias en
desarrollo, y que si bien causa algunos daños a corto plazo, puede ser
beneficioso a largo (argumento de la industria naciente del alemán Friedrich
List).
En cualquier caso, La Riqueza de las Naciones tuvo un profundo impacto en el final
del mercantilismo y la adopción posterior de la política de libre mercado. Para
1860 Inglaterra ya había eliminado los últimos vestigios del mercantilismo (por
ejemplo, las proteccionistas leyes del grano o corn laws,
en gran parte gracias a la Anti-Corn Law League, en 1845). Las
regulaciones industriales, los monopolios y los aranceles fueron abolidos en su
inmensa mayoría. Convertida en "el taller del mundo", con una
industria y una flota mercante con la que nadie podía competir, Inglaterra se
convirtió en la gran defensora y propagandista de la política de libre mercado,
justo en el momento en que más la beneficiaba, y lo siguió siendo hasta la Primera Guerra Mundial, cuando la segunda revolución industrial le puso delante competidores serios.
Véase
también: Dirigismo
Herencia política[editar]
La posteridad del
mercantilismo ha sido sin duda mayor en la práctica política que en la teoría
económica. Si el pensamiento económico del Siglo XIX está dominado por las escuelas clásica y neoclásica, más bien favorables allibrecambismo,
la práctica política estuvo influenciada durante mucho tiempo por ideas
mercantilistas. Como hace ver el historiador Paul Bairoch, a pesar de
que "los hombres dejaran de razonar en términos de nivel de desarrollo a
conseguir en mayor o menor tiempo pasando a hacerlo en términos de apropiación
de una parte mayor de riqueza", en 1815 y en 1913, el mundo occidental
es "un océano de proteccionismo rodeando algunos islotes liberales".38
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se asiste a una
liberalización continua del comercio mundial bajo el impulso de las grandes
instituciones librecambistas como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo algunos economistas
como Paul Krugman opinan que estas instituciones están
guiadas por un "mercantilismo ilustrado", que no intenta favorecer
los principios del librecambismo, sino favorecer las concesiones comerciales
mutuamente ventajosas.39 Para otros economistas y pensadores,
esas organizaciones, con la excusa del librecambismo, están imponiendo la forma
de comercio internacional que desean las grandes potencias económicas que les
controlan.40
Manifestación para el mantenimiento delproteccionismo a la agricultura en Japón. Las
protestas antiglobalización incluyen habitualmente la defensa de
posiciones similares al mercantilismo.
Según Daniel Cohen, los
recientes fracasos de las negociaciones en el seno de la OMC resultan reveladores de
ese "mercantilismo ilustrado". Si las negociaciones de las anteriores
etapas habían llegado a tener éxito, fue gracias a compromisos, a concesiones
recíprocas y equitativas. Los países ricos aceptaban por ejemplo liberalizar el
sector textil a cambio de ventajas en materia de servicios financieros
concedidos por los países en vías de desarrollo. En cambio,
tras la cumbre de Cancún en 2003, las negociaciones
entre países ricos y pobres cambian de naturaleza. Los debates se focalizan en
el tema agrícola en el que las oportunidades de un intercambio mutuamente
beneficioso aparecieron imposibles. Lejos de ser un "juego de suma
positiva", el comercio internacional aparece como un "juego de suma
cero", el reto de la cumbre pasó a ser: "nuestros agricultores o los
vuestros", como si las ganancias de una nación significaran pérdidas para
otra.41
El término
neomercantilismo sirve para designar, casi siempre de modo peyorativo, las
políticas contemporáneas que recuerdan las de los mercantilistas del Siglo XVIII.
Consisten casi siempre en medidas proteccionistas o en políticas comerciales
agresivas en las que el Estado se implica para fomentar lacompetitividad de las empresas nacionales.
En el contexto de la mundialización,
el neomercantilismo se basa en el concepto de "competencia mundial",
lo que viene a ser una "guerra económica" entre los países. Se dice
que la protección a las empresas nacionales y el apoyo a su competitividad en
los mercados mundiales es provechosa para la economía nacional. Así algunas
grandes potencias son acusadas de neomercantilistas cuando apoyan a su
industria nacional por medio de subvenciones o de encargos estatales, a la vez
que imponen cupos, tasas o normas a la importación, para proteger su mercado
interior. El conflicto Boeing-Airbus, unido a
las subvenciones que se atribuyen a cada una de sus empresas por parte de los
gobiernos estadounidense (en forma de encargos) y europeos, puede ser visto
como ejemplo de neomercantilismo.
El concepto de "guerra
comercial" alimenta las campañas políticas de las grandes
potencias económicas: hay que "hacer Europa para llegar al peso"
decía un cartel del Partido Socialista Francés que presentaba a Europa frente a un
luchador desumo japonés y un obeso estadounidense durante la
campaña electoral para el referéndum sobre el Tratado de Maastrichten 1992. Según algunos, esas
políticas sirven de contrapeso para los efectos presuntamente negativos de la
globalización económica sobre la justicia social, mientras los economistas
librecambistas opinan que favorecen intereses particulares de algunas
industrias y perjudicando al interés general. Sin embargo, el concepto de
preferencia comunitaria no es una realidad jurídica, ni siquiera económica. Si
fue sancionado por el Tribunal de
Justicia de las Comunidades Europeas el 13 de marzo de 1968 en materia de política agraria común
(en función de un derecho de aduana sobre los productos procedentes de países
terceros), pronto se topó con los objetivos del GATT.
Hoy día sigue existiendo una tarifa exterior común que provoca a menudo duras
discusiones entre los países miembros de la Unión Europea y la Organización Mundial de Comercio.
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